El pequeño pueblo de Oia, en la isla griega de Santorini, es uno de los sitios más espectaculares y románticos en los que he estado nunca. La belleza de su arquitectura, protagonizada por el blanco más puro, sumada a la majestuosidad del enclave en el que fue construido, hace que sea un lugar lleno de magia y encanto. Nos alojamos en Armenis Villas, un complejo formado por tres villas independientes (Galini, Galatia y Glafk) gestionadas por el hotel Armeni Village y ubicadas en uno de los balcones que miran al mar Egeo, casi flotando sobre la caldera. Un capricho nada barato (el precio ronda los 400 euros/noche en temporada baja) pero con las mejores vistas imaginables, una amplia terraza sobre el mar, jacuzzi interior y exterior y decoración tradicional griega. Inolvidable. Espero que podamos volver algún día.
Oia 847 02 Santorini (Grecia)
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