En la provincia de Vizcaya, entre las localidades de Bermeo y Bakio, se encuentra la ermita de San Juan de Gaztelugatxe construida sobre un pequeño islote al que únicamente se puede llegar tras atravesar un antiguo puente de piedra y subir nada más y nada menos que 321 eternos escalones. Las vistas desde lo alto son sobrecogedoras y a la magia del momento se suma una banda sonora de lujo, el repicar de las campanas de aquellos que llegan a la ermita y que, cumpliendo con la tradición, tocan tres veces para que sus deseos se puedan cumplir. Enfrente de la iglesia hay un pequeño refugio con una chimenea para aquellos que se animen a hacer noche en este bucólico rincón de la costa vasca y alucinar con un amanecer que tiene que ser único. Sin ninguna duda, merece la pena el esfuerzo de la subida.
Cuanto me gustó cuando lo vi, lástima que no teníamos tiempo para acercarnos hasta la ermita. Asi que como tu bien dices "vuelta abierta"
ResponderEliminarUn saludo
Carmen
Pues algo me dice que vas a tener que volver :-) Yo me quedé con ganas de hacer noche allí. El amanecer tiene que ser espectacular. Gracias por tu comentario, Carmen. Un saludo
ResponderEliminarTiene que ser impresionante, me encantan las fotos! Me lo apunto para la próxima vez que viaje al país vasco. :)
ResponderEliminarSeguro que te encanta :-) Ya me contarás. Muchas gracias por tu comentario, Pedro. Un saludo
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